La galaxia está envuelta en llamas, pero no todo es tan lúgubre como parece. Quienes buscan la perfección todavía pueden vislumbrarla entre tanta matanza, y tiene un nombre: los Hijos del Emperador.

Como ya anunciamos en nuestra deslumbrante revelación del día de Navidad, el Primarca Daemon Fulgrim ha aterrizado con alas coriáceas para mostrar a sus hermanos cómo lucha un verdadero campeón de los Poderes Oscuros. Y no solo encabeza la nueva gama de productos de los Hijos del Emperador con su flamante miniatura, tan imponente como majestuosa, sino que también protagoniza Fulgrim: The Perfect Son de Jude Reid, la nueva novela de la Black Library que anuncia su regreso al 41.er Milenio.

Pero ya hemos visto en detalle a Fulgrim, y ahora sus seguidores reclaman el protagonismo que merece su insaciable afán de perfección.
En todos los rincones de la galaxia se escuchan susurros en voz trémula sobre los Hijos del Emperador, pero ningún nombre infunde tanto miedo en los corazones de los valerosos soldados del Imperium como el de este guerrero cuasindestructible cuyas excelsas dotes de duelista solo se ven eclipsadas por su inconmensurable ego. Nos referimos a Lucius el Sempiterno, que nunca había lucido tan… ¿bien?

Son tantas las historias que narran las hazañas de Lucius como enemigos han sucumbido a su arma maldita: la legendaria Espada de los Laer, hallada por el mismísimo Fulgrim en plena Gran Cruzada y entregada a su más exquisito campeón. Quienes sobreviven a su filo disforme sufren el castigo del Látigo de tormento; se retuercen de dolor, atrapados por los ganchos y púas parasitarias que brotan de alguno de los incontables rostros de agonía que adornan su armadura.

No obstante, Lucius no posee el don de la omnipresencia, por lo que muchas bandas de Hijos del Emperador están lideradas por corruptos Señores del Caos que han jurado lealtad a Slaanesh.
Estos Lores Exultantes son sádicos estrategas que se deleitan demostrando su superioridad táctica mediante complejos planes de batalla que ejecutan con maestría sobre mundos asolados por la guerra. Su carisma tenebroso y su cruenta imaginación sin límites les confieren un gran control sobre los vanidosos guerreros de los Hijos del Emperador, que se suma a las excelsas habilidades de combate que exhiben con todo tipo de armamento artesanal.
Otros comandantes, como los Señores Kakofonistas, prefieren liderar los coros de Marines Ruidosos y entregarse a la extática devastación acústica de las armas sónicas. A diferencia de los Lores Exultantes, que luchan con sus espadas y sus mentes, los Señores Kakofonistas son expertos en orquestar diatribas de destrucción sónica tan ensordecedoras que desencadenan extraños fenómenos arcanos que infunden terror en las almas de sus enemigos.

Los Marines Ruidosos son maestros en el uso letal del sonido. Sus armas y armaduras están imbuidas de intrincados ornamentos y sellos de Slaanesh, tal y como se aprecia en los rostros daemónicos que adornan sus destructores sónicos. Además, hasta dos marines pueden reemplazarlos por amplificadores sónicos y el Desarmonista que los lidera puede equiparse con una pistola aulladora.



Aquellos campeones de la Legión que se entregan en cuerpo y alma al combate cuerpo a cuerpo pasan a formar parte de los Filos Impecables, el reflejo oscuro de los poderosos Espadas Palatinas de la Gran Cruzada.
Cualquier mínima grieta que el enemigo logre encontrar en sus excelsas dotes de combate, la suplen con un cóctel permanente de estimulantes de combate y sustancias psicoactivas que los mantiene en un estado de éxtasis constante, fruto de la adrenalina. Su horrible aspecto recuerda al de los daemons del Príncipe Oscuro, cuyos regalos aceptan de buen gusto pese a no estar poseídos como otros Astartes Herejes menores, pues son demasiado egoístas como para compartir sus cuerpos perfectos con ningún otro ser.

Incluso los Marines Espaciales normales y corrientes de la Legión de Fulgrim son maestros de su propio estilo de guerra, y suelen dividirse en dos cuerpos bien diferenciados. Los Infractores están obsesionados con experimentar todas y cada una de las sensaciones que ofrece la galaxia, y a tal fin se lanzan al fragor del combate armados con terribles sables de duelista para dar caza a los adversarios más gloriosos y demostrar su superioridad con la espada.
Los Torturadores, por su parte, son maestros en el arte del combate a distancia que priorizan la velocidad y la agresividad sobre las pesadas defensas de sus némesis leales al Imperium. En sus habilidosas manos, sus bólteres ornamentados resultan letales, y ni siquiera el hambre insaciable de sensaciones cada vez más extremas lastra su capacidad para capturar objetivos.

La primera de estas oleadas de miniaturas gloriosas llegará en forma de la caja de ejército de Campeones de Slaanesh, que trae dos unidades de seis Marines Ruidosos, dos unidades de diez Infractores (que también pueden montarse como Torturadores) y un Lord Exultante. Es perfecta para empezar un nuevo ejército de Hijos del Emperador y, como colofón, incluye una edición especial del Codex: Emperor’s Children con una cubierta exclusiva, un set completo de tarjetas de datos y una flamante hoja de calcomanías.

Además, poco después saldrán a la venta la edición estándar del Codex, el resto de las miniaturas nuevas y una elegante edición limitada del Codex para quienes de verdad saben apreciar la belleza más sublime. Estate atento, porque próximamente desvelaremos más detalles sobre este tomo inmaculado.
