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Cómo crear un ejército de Aeldari en Warhammer 40,000: todo lo que necesitas saber, de la pintura al trasfondo

Mucho antes de que los humanos primitivos comenzaran a fabricar herramientas de piedra e iniciaran su largo ascenso hacia la civilización, la galaxia ya estaba gobernada por un vasto imperio interestelar cuyo poderío marcial y psíquico no conocía rival. No obstante, hace algo más de diez milenios, una inmensa explosión de energía psíquica destruyó su modo de vida y los escasos supervivientes se vieron obligados a vagar por el vacío a bordo de colosales arcas espaciales, condenados a asistir al ocaso inexorable de su pueblo.

Nos referimos a los Aeldari, una raza de exiliados cuyas dotes bélicas solo se ven eclipsadas por su dominio de las artes psíquicas. Pese a que su declive se acentúa con el paso de los ciclos, la férrea disciplina de sus soldados y la incomparable clarividencia de sus sabios continúan aplazando el día del juicio final. Te contamos todo lo que necesitas saber para empezar un ejército de estos gráciles y talentosos guerreros.

En detalle

El inconmensurable poder de la antigua civilización aeldari fue lo que, en última instancia, precipitó su caída. Sus vidas, dominadas por el lujo y la indolencia, fueron derivando en excesos cada vez más depravados en el afán por satisfacer sus exacerbadas emociones. La perversión afectó primero a las artes y la música, hasta que los rituales de brutalidad y masacre se convirtieron en parte integral de sus actuaciones; y, para cuando quisieron darse cuenta, las retorcidas energías de su hedonismo desenfrenado desembocaron en un acontecimiento apocalíptico conocido como la Caída que alumbró a una nueva deidad del Caos en la disformidad: Slaanesh, La Sedienta.

Slaanesh despertó con un rugido psíquico cataclísmico cuyas ondas se propagaron por el Immaterium, consumiendo al instante miles de millones de almas aeldari. Solo quienes habían vaticinado la caída de su pueblo y abandonado aquella sociedad corrupta lograron escapar a sus devastadores efectos. Muchos ya se encontraban a bordo de las mastodónticas naves conocidas como mundos astronave, que ahora recorren la galaxia en una lucha constante por sobrevivir.

Los Aeldari de los mundos astronave, que se hacen llamar Asuryani, han adoptado un estilo de vida asceta y disciplinado a fin de evitar caer en la misma depravación que condenó a sus antepasados. Aunque en apariencia son similares a los humanos, los Aeldari exhiben una elegancia asombrosa en cada uno de sus movimientos, y su delicada complexión esconde una velocidad y una fuerza descomunales. Ello los convierte en guerreros sublimes con excelsos instintos de combate que les permiten mantener la calma y la concentración en el fragor de la batalla y reaccionar al instante a los ataques enemigos.

Todos los Asuryani se consagran en cuerpo y alma a una disciplina concreta, a menudo durante décadas o incluso siglos. Dominar las técnicas y doctrinas de la Senda que han elegido mediante el estudio exhaustivo, la experiencia y la autorreflexión es su forma de resistir la tentación que acabó con su civilización y aprender a controlar cuerpo y mente en todas las facetas de la vida.

La longevidad de los Aeldari hace que muchos alcancen a dominar la Senda que han elegido, tras lo cual acostumbran a elegir otra distinta y empezar el mismo proceso desde cero. Aquellos que logran dominar varias sendas se convierten en afamados líderes de guerra y reciben el título de Autarcas; otros, como los Exarcas, transitan la misma Senda durante toda su vida y afinan sus habilidades hasta límites insospechados.

Las Sendas no son necesariamente marciales, y muchos Aeldari crean grandes obras de arte o forjan artefactos asombrosos a partir de hueso espectral, un material psicoactivo nacido de la música de los misteriosos Aedas Óseos. Incluso aquellos que rechazan su estructurada sociedad para adentrarse en la soledad de las estrellas transitan la Senda del Proscrito: forman bandas de aventureros y exploradores que se arriesgan a morir a manos de Slaanesh con tal de vivir libres de las jerarquías sociales de su hogar.

En combate, los Asuryani se sirven de todas las maravillas tecnológicas de su imperio perdido para deslizarse sobre el campo de batalla a bordo de elegantes vehículos antigravitatorios que arrojan terribles ráfagas de rayos láser, proyectiles de plasma o su característico armamento shuriken. Este último emplea pulsos de energía para arrancar fragmentos monomoleculares de un núcleo de plastividrio y acelerarlos a través del cañón del arma hasta que alcanzan velocidades supersónicas y hacen trizas carne y armadura en una lluvia letal de fuego rápido.

Los infames Guerreros de Senda conforman el núcleo de élite de las huestes aeldari. Son adeptos incondicionales de la Senda del Guerrero entrenados para dominar un solo estilo de combate y así encarnar una de las facetas de Khaine, el dios de la guerra aeldari. La combinación de un enfoque tan dedicado y el equipo especializado de su Santuario de senda les confiere un inmenso poder en la disciplina elegida, ya sea inutilizar vehículos blindados con armas de fusión, saltar a través de la disformidad para emboscar al enemigo o hacer trizas unidades de infantería en brutales asaltos cuerpo a cuerpo.

Existen muchas Sendas, si bien no todas cuentan con santuarios en todos los mundos astronave. Las más extendidas son los Vengadores Implacables, los Espectros Aullantes, los Escorpiones Asesinos, los Dragones Llameantes, los Halcones Cazadores, las Arañas de Disformidad, los Segadores Siniestros, las Lanzas Brillantes y los Cazadores Carmesíes. Están presentes en la mayoría de huestes aeldari, y la reputación de sus inconfundibles guerreros inspira miedo en los corazones de sus enemigos.

Por suerte, los Asuryani no están solos ante el peligro. A veces, reciben ayuda de los enigmáticos Arlequines, bailarines asesinos al servicio del Cegorach, el Dios que ríe, que acechan desde los senderos ocultos de la Telaraña y se abalanzan sobre el enemigo con una espectacular combinación de violencia e interpretación alegórica. Los Ynnari, por su parte, son los seguidores de Ynnead, el dios nonato, y su misión es difundir su culto a través de la muerte; sus filas son un mestizaje de disciplinados Asuryani y sus depravados parientes, los Drukhari.

En los lugares más remotos de la galaxia, flotas de Corsarios surcan las estrellas en libertad, aunque siempre con cautela, pues en la oscuridad del vacío interestelar sus almas son presa fácil para La Sedienta, que siempre está al acecho.

En el campo de batalla, los ejércitos aeldari centran todos sus esfuerzos en lanzar ataques precisos y poderosos con unidades especializadas. Sus fuerzas son frágiles, por lo que deben eliminar rápidamente a los adversarios más peligrosos y ponerse a salvo para evitar represalias. Destacan tanto a distancia como en cuerpo a cuerpo, pues tienen Sendas dedicadas a casi todos los estilos de combate y poderosos Brujos que brindan apoyo a las tropas con sus potentes habilidades psíquicas.

Con esto no queremos decir que todas sus unidades sean poco resistentes, pues las silentes legiones de Constructos espectrales son capaces de absorber enormes cantidades de daño mientras imparten justicia con sus terroríficas armas de vórtices dimensionales. Los Guardias Espectrales, los Señores Espectrales y los colosales Caballeros Espectrales albergan las almas de guerreros aeldari caídos, implantadas en sus chasis de hueso espectral en momentos de suma necesidad. Soportan heridas que resultarían fatales para sus hermanos de carne y hueso, y conforman un núcleo letal e implacable que da sostén a las líneas de batalla.

En los vehículos aeldari también priman la velocidad y el potencial ofensivo sobre el blindaje, y sus motores antigravitatorios les permiten atravesar terreno accidentado y ruinas a gran velocidad. Con el apoyo de los velocísimos deslizadores de los Arlequines, pueden lanzar ataques quirúrgicos para eliminar a aquellos capaces de causar estragos en su flota.

Patrulla

El modo de juego Patrulla es perfecto tanto para principiantes como para veteranos. En él, fuerzas más pequeñas se enfrentan en partidas rápidas y equilibradas. Aquí, los Aeldari optan por desplegar tropas de élite especializadas en infligir grandes cantidades de daño a corto alcance y combinan las excelsas habilidades de sus Guerreros de Senda con la resistencia innata de los Constructos espectrales para cargar rápidamente contra el enemigo y barrerlo del tablero antes de que pueda reaccionar.

Los Protectores de Kygharil están liderados por el Guardián de las Almas del mismo nombre y su séquito de Filos Espectrales. Kygharil compensa su vulnerabilidad rodeándose de sus guardaespaldas para evitar el fuego enemigo mientras estos atraviesan impasibles el campo de batalla y hacen trizas a sus víctimas con sus mortíferas hachas espectrales.

Los acompañan dos unidades de Vengadores Implacables, tropas de infantería flexibles que descargan precisas lluvias de fuego con sus catapultas shuriken, y una unidad de Arañas de Disformidad con gran movilidad. Los guerreros de ambas sendas son capaces de reposicionarse rápidamente, explotar las debilidades del enemigo, tomar el control de objetivos clave y acabar con todo aquel que intente arrebatárselos.

Todo lo que necesitas para desplegar a tus Protectores de Kygharil son unos dados, una regla y las siguientes reglas descargables: las reglas básicas te muestran cómo jugar, las hojas de datos de Patrulla proporcionan un ejército equilibrado listo para jugar y las misiones de Patrulla te brindan algunos objetivos emocionantes por los que luchar.

Pintura

Los ejércitos aeldari hacen las delicias de los pintores, pues combinan la amplia gama de tonos de los diferentes mundos astronave con los emblemáticos esquemas de colores de los distintos Santuarios de senda. El denominador común es su predilección por los colores vibrantes, sobre todo en el caso de los deslumbrantes Arlequines. Además, sus ornamentadas miniaturas ofrecen infinitas posibilidades de conjugar tonos mate, acabados metálicos y técnicas de pintura de todo tipo.

Para ayudarte a dejar tus miniaturas listas para la batalla con un esquema de color sencillo, asequible y aplicable a una amplia variedad de unidades, el equipo de pintura de Warhammer 40,000 ha elaborado una lista de pinturas para darle a tu Patrulla los colores distintivos del mundo astronave Saim-Hann: el clásico esquema de color rojo y blanco que habrás visto en tantas y tantas de sus cajas.

Si bien los Guerreros de Senda suelen lucir los colores concretos de su santuario, tienes total libertad para integrarlos como más te guste, y encontrar nuevas formas de resaltar el rojo oscuro de las Arañas de Disformidad o el verde brillante de los Escorpiones Asesinos es un desafío apasionante independientemente de tu nivel de pintura. Además, hay un sinfín de guías de pintura para estas miniaturas tan emblemáticas, así que si necesitas consejos para hacer que luzcan genial, solo tienes que echar un vistazo a la app de Citadel Colour.

Próximos pasos

Una vez que tengas algunas partidas de Patrulla en tu haber y consideres que ha llegado el momento de pasar de fuerza de choque flexible a una temible hueste de guerra aeldari, puede que te preguntes qué viene ahora.

Tu primera parada es el Codex: Aeldari, el complemento esencial de la facción, que contiene abundante información de trasfondo y miniaturas magníficamente pintadas, así como reglas para 66 unidades diferentes y muchas formas distintas de jugar con ellas. Junto con un ejemplar del Libro básico de Warhammer 40,000, tendrás todas las reglas que necesitas para empezar a jugar partidas de Warhammer 40,000 a tamaño completo.

Dado que la Patrulla te ofrece un núcleo de élite con gran poder ofensivo sobre el que construir tu ejército, quizá te interese engrosar tus filas con infantería de los mundos astronave. Los Guardianes de Asalto son tropas de choque veloces que cuentan con la protección adicional de la Plataforma de escama de serpiente, que envuelve a la unidad en un brillante escudo de energía. Por su parte, los Jinetes del Viento pilotan motos a reacción capaces de atravesar el campo de batalla y capturar objetivos lejanos en un abrir y cerrar de ojos.

Los Exploradores son tiradores de élite que, pese a haberse embarcado en la Senda del Proscrito, han regresado para ayudar a sus mundos astronave en tiempos de necesidad. Sus rifles largos son extremadamente precisos y les permiten abatir a los líderes y especialistas del oponente aún estando rodeados de escuadras amigas. Además, sus habilidades de sigilo hacen que sea toda una odisea devolverles el fuego.

Cuando la situación requiere medidas extremas, los Aeldari desempolvan las armas más devastadoras de su arsenal y sus líderes recurren al formidable poder del Avatar de Khaine para que lidere a los ejércitos desde el frente. Cada uno de estos enormes constructos de metal fundido y aura abrasadora contiene un fragmento de Khaine, el dios de la guerra aeldari, y descarga su todopoderosa fuerza mediante enormes barridos de su devastadora arma, conocida como la Muerte aullante.

Mientras el Avatar oblitera en cuerpo a cuerpo todo lo que encuentra a su paso, los escuadrones de tanques Prisma volatilizan los vehículos enemigos con la inigualable tecnología láser de sus cañones de prisma, que, en caso de necesidad, les permiten concentrar múltiples haces de energía en un solo rayo todavía más destructivo. Entretanto, los Señores Espectrales cuenta con un gran surtido de armas que les permite lidiar con objetivos grandes o con hordas de infantería mientras absorben enormes cantidades de daño gracias a sus resistentes cuerpos de hueso espectral.

Ficción

Nadie captura mejor las historias de los Aeldari que aquellos que han transitado sus Sendas y presenciado de primera mano el declive de su especie, y qué mejor forma de descubrirlas que la saga Path of the Eldar* de Gav Thorpe. La trilogía sigue los pasos de tres amigos que deciden separarse para recorrer sus propias sendas, ajenos a cómo sus actos afectarán a los otros dos: Path of the Warrior, Path of the Seer y Path of the Outcast.

También puedes leerlos juntos en la colección Path of the Eldar, que además incluye otros tres relatos cortos. Y, si te quedas con ganas de más, puedes descubrir los acontecimientos cataclísmicos que trajeron consigo la resurrección de Ynnead en la saga Rise of the Aeldari, también de Gav Thorpe. En Ghost Warrior, Yvraine, la profeta del dios de la muerte, parte en busca de una legendaria espada ancestral; en la secuela, Wild Rider, se une a un grupo de jinetes del viento del mundo astronave Saim Hann para acabar con una incipiente amenaza necrona.

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* Para los datófilos: “Eldar” es una antigua forma de referirse a los Aeldari.