Nada es más inevitable en los Reinos Mortales que la muerte, la cual avanza inexorable con el pasar de los días en la Hora de la Ruina. Una cuestión controvertida para los Necroseñores Pudrealmas, crueles nobles vampíricos que aplacan su sed insaciable con la sangre de los humanos, pues ahora los Skaven amenazan con negarles su presa.
Su solución es sencilla: invocar pactos ancestrales y exhortar a los ejércitos leales de los reinos tumularios para instaurar un orden indolente en los reinos.
Los reinos tumularios, reliquias de la Era de los Mitos, encarnan la visión de Nagash de los ocho reinos: dominios feudales con raíces en un Shyish muy lejano y hoy prácticamente inertes, donde la única sensación de vida es el trabajo incesante de los esqueletos que aran la tierra en busca de más cadáveres con los que engrosar sus filas. Entretanto, los Reyes Tumularios traman su próxima conquista en nombre del Gran Nigromante.
Solo cuando suenan los tambores de guerra, estos reinos abandonan sus ingratas tareas y marchan a la batalla al ritmo del metal chocando contra sus huesos. La caja de ejército Repicahuesos es una muestra perfecta de estas macabras legiones.
En el centro de esta fuerza está el Rey Tumulario en su montura esquelética, un soberbio retornado que ha alcanzado tal nivel de beligerancia en la no muerte que rivaliza incluso con los mismísimos vampiros. Muchos nobles arrogantes han hallado su fin empalados en su espada maldita tras un imprudente intento de hacerse con el mando.
Comandan ejércitos de muertos de incontables ciudades y culturas, sometidos a una servidumbre eterna. Aterradores en el combate en solitario, sus armas están imbuidas de maldiciones que debilitan de forma antinatural a sus oponentes.
Con frecuencia, los nobles de los reinos conquistados son reclutados para servir como campeones y algunos, anticipándose a la derrota, incluso recurren a la nigromancia para salvaguardar su ambición en el más allá.
Los Señores Tumularios tienen por encima de todo la misión de expandir las fronteras de su soberano y aún así, tras siglos de existencia desecando sus emociones, muchos aún albergan un rescoldo de animosidad hacia sus amos.
Cuando un rey cruza el umbral de la muerte, en ocasiones lo hace en compañía de su séquito de leales sirvientes y guardias. Son la Guardia Fúnebre, y ya sea que presten servidumbre mediante el autosacrificio o a punta de espada, su lealtad será siempre incondicional.
Tan resistentes como letales por su destreza en el combate y liberados de la fatiga de los mortales, cuentan con las mejores armaduras y espadas malditas de los reinos tumularios.
En ciertas culturas ancestrales de los reinos tumularios, el manejo del caballo se tenía en gran estima, llegando muchos a ser enterrados con sus corceles. Los Caballeros Fúnebres siguen mostrando orgullosos su dominio marcial, y derriban a sus enemigos a lomos de infatigables monturas esqueléticas.
Para celebrar estos feudos de no muertos, la caja de ejército Repicahuesos incluye un ejemplar del Tomo de batalla: Soulblight Gravelords con una ilustración impresionante de un Guardia Fúnebre en la portada. En el interior, descubrirás detalles del trasfondo de los reinos tumularios y de las diversas monarquías vampíricas que los gobiernan.
Como de costumbre, también tendrás todas las reglas, un nuevo Yunque de la Apoteosis para Sendero a la gloria y un conjunto de 55 tarjetas de unidad para estos ejércitos tambaleantes.
Pese a todo su siniestro poder, los reinos tumularios no son más que un fragmento de este vasto imperio de no muertos, y los infames vampiros que gobiernan a los Necroseñores Pudrealmas están ansiosos por demostrar sus superlativas habilidades en la batalla. Entre ellos se alza el Príncipe Vhordrai, el Señor de la Torre Carmesí.
Vhordrai, que en su día fue lo bastante necio como para alzar su lanza contra Nagash, se encuentra ahora ligado al Señor Supremo de los No Muertos por una maldición inquebrantable que le otorga el derecho a descargar siglos de ira sobre los desafortunados mortales que salen al paso de sus Caballeros Sangrientos, aunque ni siquiera el cruento rastro de señores de la guerra caídos ha logrado atemperar su furia contra su señor.
Vhordrai cabalga hacia la batalla sobre Shordemaire, Señor de los Retornados, un draconita que en cierta ocasión se aventuró en la magia nigromántica en un intento por restituir a los muchos grandes dragones asesinados por Kragnos y crear un imperio contrario a los príncipes Krondys y Karazai.
Krondys detuvo el ritual y lo condenó a la no muerte, pese a lo cual Nagash le ofreció la oportunidad de resucitar a sus aliados caídos y convertirlos en infames Draconitas Retornados. Desde entonces, el Señor de los Retornados es consciente de que el Gran Nigromante nunca le permitirá gobernar su propio reino, pero también es cierto que numerosos vampiros se complacen en contar con estos dragones putrefactos entre sus fuerzas en la Hora de la Ruina.
Los Señores Vampiros no son ajenos a la emoción del combate y su naturaleza orgullosa los lleva a utilizar grandes monturas. La visión de un Señor Vampiro sobre una Pesadilla es un espectáculo inolvidable, donde el salvajismo y la finura se unen bajo un diluvio de sangre derramada.
Los Necroseñores Pudrealmas están preparados para llevar sus pútridas fuerzas a campos de batalla menores de Punta de lanza con la Hueste sepulcral Repicahuesos, que incluye un Rey Tumulario, su leal Caballero Fúnebre con su Séquito de Guardia Fúnebre, y dos unidades de diez Esqueletos Repicahuesos: un kit totalmente nuevo más fácil de montar, pero que sigue fielmente la estética de diseño del anterior.
Todas estas unidades (y algunas otras que aún quedan por exhumar de entre las polvorientas páginas de Warhammer Community) aparecerán en el Tomo de batalla: Soulblight Gravelords, que llegará en una edición estándar y en una edición para jugadores de formato reducido a lo largo de este año.
También puedes filtrarte en la mente de estos nobles vampiros arrogantes y desdeñosos con la próxima antología de la Black Library, Masters of Death, que recopila las novelas Neferata: Mortarch of Blood, Neferata: Dominion of Bones y Dynasty of Monsters junto con tres relatos cortos: The Threshold, Obsidian y The Dance of the Skulls. El maridaje perfecto para una copa de elixir rojo.
