Expedientes de Chalnath: Contacto

Herido sobre una chirriante pasarela, Ojo Preciso Drevesh ve la muerte acechándole. Una pareja de Véspid atraviesan la neblina batiendo sus alas y con los cristales de neutrones de sus armas brillando, preparadas para disparar. 

Los xenos ya han acabado con el resto de Tempestus Aquilon del equipo de tiro Alphex. Pero al hacerlo, los alienígenas insectoides han centrado toda su atención en Drevesh y sus ya caídos tres camaradas. La runa parpadeante de la pantalla del casco le indica que esto le ha dado al equipo de tiro Betarius —la otra mitad del comando de Drevesh— tiempo para ponerse en posición. 

El tiempo parece ralentizarse en el instante antes de que el Véspid líder dispare. Si los Tempestus Aquilons fueran soldados humanos normales, puede que Drevesh sintiera miedo. Sin embargo, por su adoctrinamiento, preparación y su propio torrente sanguíneo clamando guerra, lo único que siente es odio. 

Un rayo de plasma abrasador desciende desde lo alto de la pasarela, junto a Drevesh, y golpea al Véspid líder en el aire. Deshaciéndose en serpentinas de cenizas ardientes, el xenos cae en picado y se pierde en la oscuridad. 

Drevesh logra por fin salir de su desconcierto y se arroja al amparo de una pila de contenedores metálicos chamuscados. Ráfagas de neutrones le pisan los talones mientras el segundo Véspid lo sobrevuela. 

Drevesh ha sido testigo de la agilidad errática de estas abominaciones voladoras; sabe que tiene fracciones de segundo como máximo. Apenas cae en la plataforma tras los contenedores cuando se gira rodando a un lado. Una ráfaga de neutrones pasa lo suficientemente cerca como para salpicarle la pantalla del casco con radiación estática y atravesarle la armadura hasta el hombro. Sin embargo, no le da de lleno. Sobrevivir entre latido y latido ya es victoria suficiente. 

Tumbado sobre la cubierta y obligado a disparar torpemente su rifle láser telescópico potenciado desde la cadera, Drevesh, sin embargo, logra alcanzar al Véspid. El láser atraviesa una de las alas del xenos. Instintivamente, este se lanza hacia atrás en el aire, tal vez buscando poner cierta distancia entre él y su presa acorralada, pero al hacerlo, se sitúa justo en la mira del equipo de tiro Betarius. 

El aullido de las carabinas láser potenciadas resuena por el espacio cavernoso del ammunitorum. Intensos haces de energía atraviesan la cabeza y el cuerpo del Véspid haciendo estallar varios de sus ojos. Golpetea contra la pasarela, con el abdomen curvado y sus extremidades agitándose en sus últimos estertores. 

Con la muerte de sus atacantes inmediatos, Drevesh tiene un momento para hacer balance. Poniéndose en pie y comprobando la carga de su rifle láser telescópico, levanta la vista y ve al equipo de tiro Betarius en la pasarela de su derecha. Han entrado por un conducto de acceso similar al que utilizaron él y sus compañeros. Cuando el resto de los Alphax aún vivían. 

Drevesh descarta ese pensamiento y comprueba el áuspex de la pantalla de su casco. Todavía muestra contactos hostiles moviéndose dentro del santuario ammunitorum. Este combate aún no ha terminado. 

"Patrón de barrido nueve-ajaxis", la voz de la Precursora del comando, Olexa, le llega a través del casco mientras esta avanza con su daga brillando en la oscuridad.

"Entendido", contesta Drevesh. Olexa corre a lo largo de la pasarela para caer sobre una plataforma de mantenimiento llena de tuberías. El resto de los Betarius la sigue con más cautela: los soldados Aquilon Bastaine y Jorega con sus carabinas láser potenciadas apretadas contra el hombro, y el artillero McVade con su carabina de plasma expulsando bocanadas de vapor. Las runas de los puntos de paso que parpadean en la pantalla de Drevesh le dibujan la intención de sus camaradas de avanzar hasta una rampa de conexión situada a unas ciento doce yardas. Una vez allí, Bastaine y McVade se deslizarán hasta la pasarela de Drevesh y todo el equipo avanzará nuevamente, distribuyendo mejor su potencia de fuego para cubrir las pasarelas y las plataformas superiores e inferiores. 

Drevesh sabe que su papel es proporcionar cobertura. Los Véspid han retrocedido, ahora son más cautelosos, pero todavía están ahí. Haciendo caso omiso de sus magulladuras y quemaduras de neutrones, el tirador echa a correr cojeando para esconderse detrás de un santuario de control elevado. Coloca su rifle láser telescópico sobre la consola de runas y apenas comienza a apuntar por la mira cuando suena su áuspex. Drevesh capta el movimiento irregular e intermitente de los Véspid zumbando en la oscuridad. Su arma chirría mientras se carga.

El primer enemigo en aparecer es el francotirador xenos que causó una masacre entre el equipo de tiro Alphex. El casco de Drevesh muestra el apelativo imperial para este enemigo: Aguijónlargo. La criatura se posa dentro del enorme eslabón de una macrocadena colgante y apunta a los Aquilons de la pasarela superior. Con los labios fruncidos, Drevesh dispara, pero los reflejos del Aguijónlargo lo salvan por poco. El rayo láser dibuja un surco en el tórax del Véspid mientras se lanza hacia un lado. Si le duele, no lo demuestra. Con las alas vibrando y el cristal de su arma de francotirador encendido, dispara. Pero Drevesh ha salido de su punto de mira y la ráfaga de neutrones se pierde en el aire. 

Con la velocidad que les otorga su instinto entrenado, los soldados Bastaine y Jorega lanzan repetidas ráfagas a la posición del Aguijónlargo. El xenos esquiva los disparos, pero ello le vuelve a colocar en la mira de Drevesh, que esta vez hace un blanco limpio y el Véspid cae inerte en la oscuridad.

La distracción creada por el francotirador Véspid ha permitido a sus camaradas posicionarse rápidamente. Uno de los xenos (un Guardiaenjambre, según la pantalla de Drevesh) se lanza desde lo alto, con las alas desdibujándose mientras esquiva una explosión de plasma de McVade. La brillante arma del Véspid lanza una llamarada cegadora que baña al equipo de tiro Betarius. Al mismo tiempo, otro Véspid (un Bombaceleste) que empuña una especie de lanzagranadas se eleva para flanquear a los Tempestus Aquilons, mientras que otro (un Combatiente) aterriza en la pasarela inferior frente a Drevesh. 

El Combatiente dispara una ráfaga de neutrones que obliga a Drevesh a cubrirse. Por un momento le parece ver soldados en llamas tambaleándose y golpeándose a sí mismos antes de que el Bombaceleste dispare su voluminoso lanzador y haga blanco en la pasarela superior, justo a los pies del tirador McVade. El estallido radiactivo de la detonación es suficiente para cubrir de estática la pantalla del casco de Drevesh, pero la detonación posterior de la bobina de plasma del arma de McVade es aún más espectacular. 

El casco de Drevesh activa las barreras sensoriales para preservar su vista y oído. Durante varios segundos se queda solo en la oscuridad con el ruido de su respiración, el latido sordo de su corazón y el persistente ping de las advertencias de amenaza. Cuando la visión y el sonido regresan, descubre que una sección de la pasarela superior ha desaparecido y sus extremos incandescentes se tambalean en las cadenas retorcidas. No hay ni rastro de McVade o del Guardiaenjambre, ni a simple vista ni en el áuspex. Los soldados Bastaine y Jorega han llegado a la siguiente sección segura de la pasarela, aunque la pantalla de Drevesh indica que ambos están heridos.

Una nueva ráfaga de neutrones barre la cobertura de Drevesh. Mientras intenta encontrar una buena posición desde la cual responder, la pantalla de su casco marca otro contacto enemigo, pequeño y en lo alto. Se concentra y ve un dron T'au de un diseño que no reconoce. Es estilizado y siniestro, su propósito no está claro y parece estar intentando mantenerse fuera de peligro, pero sin suerte. De un solo tiro, Drevesh lo hace volar.

Una tercera ráfaga de neutrones sobrevuela a Drevesh. Demasiado alta, como si el tirador hubiese errado en el último momento. Drevesh echa un vistazo al santuario de control y ve a la Precursora Olexa arrodillada sobre un Guerrero Véspid boca abajo, con su daga clavada profundamente en el tórax. La maniobra es clara: se ha lanzado desde la plataforma de mantenimiento directamente sobre su presa, empleando su paracaídas gravitacional lo suficiente para evitar romperse las piernas. El Véspid se agita y trata de luchar, pero Olexa arranca su daga y la clava de nuevo una, dos, tres veces. Arcos viscosos de icor salpican desde la hoja a medida que esta sube y baja. Al fin, tras un último temblor, el Véspid yace inmóvil. 

Parece que el enemigo ya ha tenido bastante. El Bombaceleste gira en el aire y se aleja hacia el otro extremo del santuario ammunitorum. Drevesh observa cómo otros contactos del áuspex siguen su ejemplo: los Véspid que aún no habían atacado corren en dirección contraria a los Tempestus Aquilons. Él y sus compañeros se asoman desde la cobertura para disparar a los enemigos en la huída. Sin embargo, en ese instante, el áuspex de Drevesh lanza una advertencia cuando otro Véspid (desconocido-desconocido-desconocido) se hace visible muy por encima de los Aquilons. Este xenos lleva partes de una armadura T'au y un extraño casco. En cuanto aparece, lanza una descarga de fuego de cobertura que hace rodar a Bastaine y obliga a Drevesh a agacharse nuevamente. 

Apretando los dientes, Drevesh recorre con la vista el techo abovedado, pero no encuentra más contactos. Para cuando está seguro de que solo había un enemigo con capacidad de sigilo, los Véspid restantes se han batido en retirada. 

"Despejado", comunica a los otros tres miembros supervivientes de su escuadra. Aún cautelosos, convergen en su punto de paso. 

“Aún hay múltiples contactos xenos en el áuspex alrededor del objetivo prioritario”, señala Olexa.

“Se están reagrupando”, añade Bastaine, con voz firme a pesar del evidente dolor de sus quemaduras. 

"Descargando parámetros tácticos actualizados", dice Drevesh, antes de pasar al voco-comando más amplio para comunicar su informe. "Comando Furia Dracónica a Comando Principal, informamos que la galería inferior del ammunitorum se ha asegurado con un sesenta por ciento de bajas".

Espera mientras más voces, procedentes de otros comandos de Tempestus Aquilons, crujen a través del canal cargado de estática. 

"Comando Llama de Dragón a Comando Principal, séptima brecha de apoyo purgada, cuarenta por ciento de bajas después de la emboscada de Kroot".

“Comando Garra Draconina a Comando Principal, los equipos de rastreadores T'au nos han expulsado del santuario de refrigerante Gemenon, cincuenta por ciento de bajas. Reagrupándonos con el comando Ojo de Dragón sobre los deflectores hidráulicos superiores del oeste. Estamos rodeados, pero resistimos”. 

"Comando Ala de Dragón a Comando Principal, santuario de meteorospexia de nivel veinte seguro, cero bajas, comenzando ofensiva sobre el subgenerador". 

Una runa de prioridad se enciende en la pantalla del casco de Drevesh, al igual que en los de sus camaradas supervivientes. El texto se desplaza por su visión periférica mientras el Comando Principal responde a su actualización de estado con su siguiente conjunto de órdenes. 

>> Tasa de bajas aceptable

>> Avancen hasta el punto de paso Ro-Dieciséis

>> Purgar y asegurar

>> El Emperador espera

Drevesh intercambia una rápida mirada con sus camaradas supervivientes. Al unísono, levantan sus armas y comienzan el avance. El Dios Emperador todavía tiene trabajo para ellos en Volkus y cumplirán con su deber, incluso si deben morir en el intento...

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